Cuaderno de campo #15

El año no ha hecho más que empezar, y sin darnos cuenta ya hemos gastado casi un mes. Me encantaría poder decir que he pasado estos días fríos encerrada en casa, cocinando, editando, leyendo, estudiando, al calor de la calefacción. Al menos eso es lo que parece decir mi cuaderno de campo. Pero no es cierto. Tengo más trabajo que nunca y cuando estoy en el campo casi no puedo parar a hacer fotografías, y las pocas que hago son rápidas y como al descuido. Así que os traigo mi primer paseo del año por la ciudad, descubriendo una zona que hasta ahora no había visitado, algunos pedazos de mi vida cotidiana y un par de cielos invernales captados al vuelo. Mientras, en mi cabeza guardo montones de mañanas heladas y con niebla y las sombras alargadas de los árboles al atardecer.

 

 

Cuaderno de campo #14

Sí. La quincena de fiestas navideñas ha pasado a mi lado, me ha rozado y he sobrevivido. No esperéis que os traiga árboles cargados de bolas de colores, ni papanoeles de mentira, ni mesas preciosas llenas de polvorones y turrón. En mi cuaderno de campo estos días la protagonista es la niebla. Cuando se presenta es tan espesa que no me deja ver más allá de unos pocos metros, descubriéndome siluetas escondidas y misteriosas. En el momento en que desaparece, me permite jugar con los rayos de sol mientras todo alrededor emerge de entre las sombras. Los árboles han perdido ya sus hojas, un corzo se deja fotografiar en su huida y las abejas trabajan despistadas bajo el sol templado del invierno. Los días han empezado a crecer. Todos lo hemos percibido.

¡Feliz año a todos!

Cuaderno de campo #13

Esta semana, en mi cuaderno de campo: unos caballos, los árboles por fin desnudos, mañanas de niebla y sol y niebla y sol, dos ovejas, un porno-gato, un atasco en la carretera y la entrada de mi casa, que se va a quedar así todo el año.

Cuaderno de campo #12

So many books, so little time. —Frank Zappa.

Esta semana, en mi cuaderno de campo: un amanecer de un color imposible, miel para compartir, el montón de mis próximas lecturas (parece que me está llamando), una bailarina en mi pared, una mañana de niebla en el embalse, un rebaño de vacas indiferentes y un pajarito.