Vidas ajenas y ventanas desde la Muralla de Lugo, un mirador de más de 2.200 metros de longitud desde el que puedes ser testigo del día a día de la ciudad. Las personas, el interior de las casas, los tejados y las chimeneas, el pasado y el presente de la mano, los afanes y trabajos cotidianos se dejan ver sin pudor desde la corta distancia que proporciona su adarve. Nunca me canso de subir y saciar mi mirada curiosa.